EL SILMARILLION (2025)

June 29, 2025

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Crítica de la película: El Silmarillion (2025)
★ ★ ★ ★ ☆

Denominar El Silmarillion como una película es casi una ofensa: es un acto de reverencia, un himno cinematográfico al antiguo latido de la Tierra Media. Con una ambición imponente, un alcance abrumador y una grandeza mítica, esta esperada adaptación da vida a la tradición más profunda de Tolkien de una manera impresionante y audaz.

 

 

Dirigida por Denis Villeneuve (Dune, Blade Runner 2049), El Silmarillion no es una secuela ni una precuela, sino el Génesis. Ambientada miles de años antes de El Señor de los Anillos, la película narra la Primera Edad de Arda: la forja de los Silmarils, el ascenso de Morgoth, el trágico orgullo de Fëanor y las guerras épicas que moldearon los cimientos del mundo.

 

 

Narrada por Galadriel (Cate Blanchett) con una evocadora voz en off, la película se desarrolla como una serie de leyendas interconectadas, entrelazadas con poesía visual y un poder atronador. El debutante Theo James brilla como Fëanor —brillante, arrogante, condenado—, mientras que Ben Barnes aporta seriedad y tristeza a Fingolfin, el noble guerrero que se atreve a desafiar a un dios.

Pero la verdadera estrella aquí es el mundo mismo.

 

 

Desde los árboles resplandecientes de Valinor hasta las torres ennegrecidas de Angband, la película es un festín visual sin precedentes desde El Retorno del Rey. Weta regresa con toda su fuerza, combinando escenarios realistas con impresionantes efectos especiales por computadora para recrear el cosmos de Tolkien con una belleza aterradora. Una sola toma de los Valar moldeando el mundo a través de la música es tan conmovedora como cualquier diálogo.

 

 

La banda sonora de Hildur Guðnadóttir es sublime: coros etéreos, tambores antiguos y cuerdas melancólicas resuenan en cada batalla y traición. No intenta superar a Howard Shore; se abre camino a través de la niebla mítica.

Dicho esto, esta película no es para el espectador ocasional. Con su densa tradición, humor minimalista y tono sombrío, El Silmarillion exige paciencia. Se mueve como una escritura: deliberada, sagrada y, a veces, impenetrable. Pero para los puristas de Tolkien y los amantes de la alta fantasía, es nada menos que un milagro.

 

 

Veredicto: El Silmarillion es una epopeya audaz e inflexible; menos un placer para el público, más una catedral cinematográfica. No todos la entenderán, pero quienes sí lo hagan podrían sentirse como si hubieran vislumbrado el fuego que iluminó las estrellas.