Madrid, 1987
July 25, 2025
Madrid, 1987: Una habitación. Dos mentes. Sin escapatoria.
Ambientada en el contexto de la España posfranquista, sofocada por la ola de calor, Madrid, 1987 es una película audaz y discretamente explosiva que transforma una simple habitación en un campo de batalla de ideas, deseo y poder. En esta reinvención ficticia, el director Pedro Almodóvar teje un drama psicológico basado en diálogos, tan íntimo como intenso, a partes iguales político, erótico y existencial.

La historia sigue a Miguel Garcés (un periodista legendario interpretado con cansado carisma por Javier Bardem) y Ángela (una estudiante de periodismo aguda e idealista retratada con feroz gracia por María Valverde), quienes se encuentran encerrados dentro de un pequeño baño en el apartamento de un amigo después de un encuentro romántico fallido. Lo que comienza como un enfrentamiento incómodo se convierte en un duelo filosófico, mientras las dos generaciones enfrentan todo, desde la censura y la libertad hasta los roles de género, la identidad artística y el desordenado legado de la revolución.

Toda la película tiene lugar entre cuatro paredes claustrofóbicas, pero parece ilimitada en alcance emocional e intelectual. La cámara se detiene en las miradas, el sudor y el silencio. La tensión entre los dos personajes no es solo sexual, es ideológica, nacida de dos mundos que quieren entenderse pero no pueden dejar de interrumpirse.

Bardem es magnético: su personaje se tambalea entre la sabiduría y la arrogancia, un hombre que una vez escribió la verdad en la existencia, pero ahora se esconde detrás de su reputación. Valverde, mientras tanto, se roba la película. Ella no es una estudiante ingenua: es un espejo, un desafío y una tormenta que se levanta silenciosamente. Su química es combustible, no porque se enamoren, sino porque se niegan a rendirse.

El guion rebosa de monólogos agudos y verdades incómodas. No hay banda sonora, solo ruido ambiental: el tictac del reloj, el sonido de la piel al moverse sobre muebles viejos, el bullicio de una ciudad a las afueras de su confinamiento.

Al final, ambos personajes quedan despojados emocional y literalmente, expuestos no solo el uno al otro, sino a sí mismos. No hay resolución ni disculpa, solo una comprensión compartida de que la verdad es compleja y que, a veces, las revelaciones más profundas ocurren cuando el mundo no está mirando.
Puntuación: 8.9/10 – Inteligente, provocadora y de una hermosa sobriedad. Madrid, 1987 demuestra que una sola habitación, dos actores y una conversación honesta pueden ser más apasionantes que cualquier persecución o explosión. Una lección magistral de tensión, carácter y control.
